lunes, 14 de abril de 2014

Frases de Carl Gustav Jung




Tu visión devendrá más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón... Aquel que mira afuera, sueña. Quien mira en su interior,despierta.


Nosotros "necesitamos" aprender que el dador de todas las cosas reside dentro nuestro. Esta es una verdad que frente a toda evidencia, en las cosas más grandes y más pequeñas, nunca se sabe, aunque sea frecuentemente tan necesario, hasta vital, para nosotros, saberlo.


El péndulo de la mente humana oscila entre el sentido y el sinsentido y no entre lo bueno y lo malo.


El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos.


El hombre sano no tortura a otros, por lo general es el torturado el que se convierte en torturador.


Todos nacemos originales y morimos copias.


Los niños son educados por lo que hace el adulto y no por lo que dice.

domingo, 16 de mayo de 2010

Confía en Dios

"Que hoy haya paz dentro de ti.
Que puedas confiar en tu poder más alto pues estás exactamente donde debes estar.
Que no olvides las posibilidades infinitas que nacen de la fe.
Que puedas usar esos regalos que has recibido y transmitir el amor que te ha sido dado.
Que puedas sentirte satisfecho sabiendo que eres un niño de Dios.
Permite que su presencia se establezca en tus huesos y permite a tu alma la libertad para cantar, bailar y calentarse en el sol, que está allí para todos y cada uno de nosotros."
Teresita del Niño Jesús.

lunes, 10 de mayo de 2010

Mi duraznito

Mi duraznito

Hoy, mi árbol de duraznos me dio una lección sobre el dar.
Desde hace cuatro años comenzó a regalarnos sus frutos y siempre ha sido muy generoso. Es un árbol que ama el dar, yo creo que tiene prisa por regalar, porque siempre se adelanta a la mayoría de sus hermanos.
El no tuvo la fortuna de tener una dueña que sepa de árboles, así que mi duraznito no ha sido podado y su forma es de un delgado tronco, aparentemente muy frágil, de mediana estatura y con muchas ramas largas, se parece más a una palmera que a los árboles de duraznos con los que crecí en el patio de mi infancia.
Pero mi duraznito no quiso esperar a ser lo suficientemente fuerte para comenzar a dar. Aún sin haber escuchado a Paulo Coelho o Gibrán Khalil Gibrán en el “El Profeta”, ni a ninguno de los grandes escritores conocidos o los “conocidos por unos cuantos”, mi duraznito sabe que tiene que dar para vivir, porque guardar es morir.
Y comenzó a cumplir su propósito de vida, a llenarse de frutos, tanto que su tronco comenzó a doblarse peligrosamente, pero eso no lo frenó. El sabe que su misión es dar y da, da sin miedo. Y él deja su responsabilidad a quien recibe: me deja a mí la responsabilidad de su cuidado, de buscar la rama de otro árbol para ayudarlo, de buscar asesoría para cuidarlo, para no perderlo y quedarme sin sus deliciosos duraznos.
Y hoy, mientras recibía de él, una cantidad generosa de duraznos, yo pensaba, o más bien, él me decía, que así es el dar, es brindar sin miedo, sin juzgar si la persona merece la ayuda o no, si su “causa” es correcta para mis estándares, dar es simplemente soltar lo que se tiene, porque esa es la mejor manera de vivir. Y dejar a quien recibe, que haga su parte, que utilice los regalos según quiera, pues mi duraznito nunca me condicionó su entrega.
Así, mi duraznito me dio un delicioso regalo del día de la madre que pude disfrutar y también regalar a mi mamá, y así constatar que los más hermosos y disfrutables regalos son los que están llenos de vida, los que tiene una historia que contar.

martes, 2 de marzo de 2010

El dar

“Más bienaventurado es dar que recibir” Hechos 20:35.

Al pasar momentos difíciles, mi familia y amigos me han demostrado el valor de dar. Dar movidos por su corazón. Dar para vivir.
Me han compartido su cariño, de maneras tan diversas, que no alcanzo a agradecer su bondad, su apoyo y amor.
Agradezco infinitamente a Dios por tenerlos en mi vida.
Gracias a todos los que me han abierto su mano y me han compartido parte de su vida, de su corazón. Quiero agradecerles y decirles que cuentan conmigo. Sólo necesito saber cuando puedo ayudar, por favor, diganme.
Recuerdo las hermosas palabras de Gibrán Khalil y si alguna vez me gustaron por oírlas, ahora las atesoro por vivirlas, aquí están:

“El dar”

Entonces, un hombre rico dijo: Háblanos del dar.

Y él contestó:

Dais muy poca cosa cuando dais de lo que poseéis.
Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmen­te dais.
¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por miedo a necesitarlas mañana?
Y mañana, ¿qué traerá el mañana al perro que, demasiado previsor, entierra huesos en la arena sin huellas mientras sigue a los peregrinos hacia la ciudad santa? ¿Y qué es el miedo a la necesidad sino la necesidad misma?
¿No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manan­tial está lleno, la sed inextinguible?

Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto malogra sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo. Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacío.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
Y hay quiénes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Y hay quienes dan y no saben del dolor de dar, ni buscan la alegría de dar, ni dan conscientes de la virtud de dar.
Dan como, en el hondo valle, da el mirto su fragancia al espacio.
A través de las manos de los que como esos son, Dios habla y, desde el fondo de sus ojos, El sonríe sobre la tierra.

Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar antes movidos del propio corazón.
Y, para el hombre de puño abierto, la búsqueda del menesteroso es mayor placer aún que el dar.
¿Y hay algo, acaso, que podáis guardar? Todo lo que tenéis será dado algún día.
Dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra y no de vuestros herederos.

Decís a menudo: "Daría, pero sólo al que lo mereciera." Los árboles en vuestro huerto no dicen así, ni lo dicen los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para poder vivir, porque guardar es morir.
Todo aquel que merece recibir sus días y sus noches, merece, seguramente, de vosotros todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida, merece llenar su copa en vuestro pequeño arroyo.
¿Hay merecimiento mayor que el de aquel que da el valor y la confianza -no la caridad- del recibir?
¿Y quiénes sois vosotros para que los hombres os muestren su seno y os descubran su orgullo para que así veáis sus mere­cimientos desnudos y su orgullo sin confusión?
Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser un instrumento del dar.
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, que os creéis dadores, no sois sino testigos.

Y vosotros, los que recibís -todos sois receptores- no asumáis sobre vosotros el peso de la gratitud, si no queréis colocar un yugo sobre vosotros y sobre quien os da.
Eleváos, más bien, con el dador en su dar como en unas alas.
Porque exagerar vuestra gratitud es dudar de su generosi­dad, que tiene el libre corazón de la tierra como madre y a Dios como padre.

Gibrán Khalil Gibrán

viernes, 18 de septiembre de 2009

Frases sobre el amor

"En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad." San Agustín.

Frases sobre la impermanencia

"Nada es permanente en el mundo de las formas y no obstante la única Realidad es inmutable." Yogui Ramacharaka.

Frases sobre la fe

"Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí. El Señor me dió y el Señor me quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!" Job 1, 21.

"Ningún esfuerzo se pierde, aunque la respuesta al llamado parezca ser el silencio." F. Climent Terrer.